Hace unos años trabajé con niños y niñas de 5 años. La experiencia fue inolvidable. Estuve con ellos hasta acabar el primer ciclo de primaria. Hacía el tercer año los juegos iban más dirigidos a realizar actividades motrices básicas. Utilizaba mucha variedad de material: Aros, pompones, cuerdas, globos, picas, pero sobre todo, pelotas de diferentes tamaños: tenis, playa, baloncesto, gimnasia rítmica, enorme bolas de plástico… Recuerdo que acababa agotado porque sentía que en cada juego tenía que jugar con ellos.
Los ejercicios eran todos juegos. Unos días iban bien unos juegos y otros días otros. Poco a poco, algunos de los objetivos principales eran que aprendieran a escuchar, a andar bien y a correr mejor. Inventaba signos para que reconocieran rápidamente lo que debían hacer y no tuviera que llamarlos para que atendieran. Los juegos, generalmente, no duraban mucho tiempo, a excepción del que a ellos les gustaba más.
Os dejo dos microciclos. Cada microciclo se repetía variando normas, introduciendo breves variantes de los juegos o cambiando el orden de los mismos. Esos equipos llegaron a ser muy anotadores cuando jugaban en minibasket en la competición de nivel A, consiguiendo el campeonato provincial.
¡No paraban de anotar! ¡Estaban muy coordinados!